lunes, 29 de agosto de 2011

Credo Ucvista


Creo en la U.C.V.,
Creadora de ciencia y
de cultura, la de Vargas,
la del hombre justo
y bueno que sueña
un país decente.


Creo en su biblioteca,
bañada por las luces
multicolores del pensamiento,
en su Aula Magna,
acaso el recinto
más hermoso y democrático
de la cultura nacional
y el único lugar
donde puede oirse
el silencio reflexivo
de la multitud.


Creo en los sueños
que dormitan tras
las nubes de Calder;
en la dignidad del alma
ucevista y en los
nombres olvidados
de los que la hicieron
y la hacen grande.


Creo en el poder ético
de la docencia y la
cultura, puesto que
el hombre sabio sólo
puede buscar el bien.


Creo en las señoras
que mantienen viva
la utopia frente al
cafetin de ingeniería
y en el mural
de Aquiles y su
muñeca de trapo.


En Alfredo Moreno,
Mecenas de la lectura.


Creo en las fotocopiadoras,
en la reproducción
clandestina de libros
y en las ediciones piratas.


Creo en el Comedor Universitario
como el único mal negocio
que se justifica.


Creo en la mística del
investigador solitario,
mal remunerado
y peor valorado,
en el estudiante que
marcha con su veinte
bajo el brazo.


Creo en la protesta pacífica
como derecho irrenunciable
y en la obligación moral
que tiene la mayoria de
oponerse a una minoría
corrupta que ni la respeta
ni la representa.


Creo en las pequeñas batallas
y en la irreductible fuerza del
bien, en la pluma de Earle
Herrera y en el arte
que se esconde por los
rincones insospechados
de la U.C.V.


Creo en el Orfeon Universitario,
cuya sola existencia es
suficiente para justificar
la universidad.


Y por último, creo en la dicha
que florece a la sombra de
las horas azules del reloj,
ya que allí descubrí
el amor.


Laureano Marquez

Himno de la Universidad Central de Venezuela


Letra:  Luis Pastori y Tomás Alfaro Calatrava
Música:        Evencio Castellanos
CORO
Campesino que estás en la tierra, 
marinero que estás en el mar, 
miliciano que vas a la guerra 
con un canto infinito de paz, 
nuestro mundo de azules boínas 
os invita su voz a escuchar: 
empujad hacia el alma la vida 
en mensaje de marcha triunfal. 
I
Esta casa que vence la sombra 
con su lumbre de fiel claridad, 
hoy se pone su traje de moza 
y se adorna con brisa de mar.
II
Para el sueño encendido de Vargas 
laboremos azul colmenar 
mientras mide el perfil de la patria 
con su exacto compás, Cajigal! 
III
Libre viento que ronda y agita 
con antiguo, desnudo clamor: 
nuestra sangre de gesta cumplida, 
nuestras manos tendidas al sol! 
IV
Alma Mater, abierto Cabildo, 
donde el pueblo redime su voz: 
Nuestro pueblo de amable destino, 
como el tuyo, empinado hacia Dios!